ACTIVACIÓN DE CONOCIMIENTOS PREVIOS Y GENERACIÓN DE EXPECTATIVAS
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Preguntas de reflexión imagen 1 y 2:
A. Consideras la TecnologÍa problema o solución? Sustenta
B. Analiza y describe la imagen 1 y 2.
C. Plantea tus opiniones frente a cada imagen.
D. Formula alternativas de solución frente a las problemáticas visibles en las imágenes.
E. Redacta una historia a partir de los escenarios que observas en las imágenes 1 y 2.
F. Consideras que existe una relación entre Ciencia, Tecnología y Sociedad? Explica.
¿QUÉ
ES CTS?
Lo
que se conoce como Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) trata sobre esos tres
conceptos: ciencia, tecnología y sociedad, con lo que se podría decir que CTS
no aporta nada nuevo sobre las propias disciplinas resumidas por las tres
palabras que componen el acrónimo. Incluso, cuando CTS forma parte de los
currículos educativos como contenido o materia diferenciada, podría
considerarse como redundante. ¿No hay ya materias o asignaturas de ciencias en
el sistema educativo? ¿No se enseña también tecnología? ¿No se estudian además
diversas materias de ciencias sociales o humanidades que se centran en la
comprensión de eso que llamamos sociedad? ¿Qué aporta de nuevo entonces CTS? Si
CTS fuera solamente la suma de unos resúmenes comprimidos de esos tres
conceptos, las objeciones anteriores estarían justificadas y no tendría, quizá,
sentido su presencia educativa diferenciada. Sin embargo, CTS es algo más que
la suma de esos tres términos. Supone una nueva aproximación o perspectiva
sobre esos conceptos que pone el acento en sus relaciones recíprocas, en las
complejas interacciones que, especialmente en la actualidad, se dan entre la
sociedad, la tecnología y la ciencia.
Nuestro
mundo es muy diferente al de hace cien o quinientos años. Esto es algo obvio y
comúnmente aceptado. Pero lo verdaderamente distinto, lo que hace nuestro mundo
y nuestro tiempo diferente de los anteriores, es el grado de desarrollo que ha
alcanzado la ciencia (hay quien habla del siglo XX como el siglo de la ciencia)
y la tecnología, o, para ser más exactos, la tecnociencia o el complejo
científico-tecnológico, como también se las conoce hoy. Bueno, ¿y qué? Alguien
podría decir que en nuestro tiempo la ciencia y la tecnología han avanzado
mucho, pero que eso es lo normal. Eso es lo que le ha sucedido a todas las
ramas del saber y a otras muchas actividades humanas como la música, la
pintura, el cine, la arquitectura, la poesía, etc. Que la ciencia y la
tecnología modernas hayan avanzado mucho no debería extrañarnos, es lo normal
cuando va pasando el tiempo; y no debería ser considerado como algo singular,
sucede en todos los ámbitos de la actividad humana. Sin embargo, en el siglo XX
ha sucedido algo muy especial con la ciencia y la tecnología que no ha pasado
con el resto de las actividades humanas. El desarrollo tecnocientífico ha sido
de tal magnitud y naturaleza que ha afectado radicalmente a las formas de vida
social. Alguien podría obviar el desarrollo en los diversos ámbitos del arte a
lo largo del siglo XX considerando que no ha afectado a su vida y quizá podría
tener razón. Pero nadie podría decir que no ha sido influido por el desarrollo
de la ciencia y la tecnología, porque éstas, a diferencia de otras actividades
humanas, se imponen a todo el mundo. Nadie que viva en sociedad puede escapar a
los efectos del desarrollo que se ha producido en la ciencia y la tecnología a
lo largo del siglo XX. Independientemente de que haya o no materias de ciencias
y de tecnologías en las instituciones escolares y de que existan o no en los
currículos educativos contenidos específicos de CTS, todas las formas de vida
humana están y van a seguir estando afectadas por la tecnociencia. Por ello,
las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad deberían importar
de una forma muy directa a todos los ciudadanos al margen de las inclinaciones
o afinidades personales que puedan sentirse ante los contenidos que tratan. La
sociedad está invadida por los productos de la ciencia y tecnología. De
entrada, la vida social está afectada por lo más obvio, lo que se ve todos los
días y a todas horas: los artilugios. El horno microondas, el teléfono celular,
la televisión, la Internet, las naves espaciales, los medicamentos, los
automóviles, como tantas otras cosas, son ejemplos de artefactos tecnológicos
actuales. En esto de los cacharros es donde quizá sea más evidente una de las
ideas predominantes en nuestro tiempo: la sociedad, o sea la gente, avanza.
Suele considerarse que cada vez se vive mejor porque cada vez se tienen más y
mejores artefactos que liberan a los seres humanos de los trabajos más duros y
monótonos. De hecho, los grandes avances tecnológicos de la medicina hacen que
hoy se viva más y mejor que antes (o, al menos, así es en las sociedades más
desarrolladas, porque en el tercer mundo, al que esos progresos de la
tecnología sanitaria no llegan en el mismo grado, se sigue viviendo igual de
poco e igual de mal; incluso dentro de los países más ricos sigue habiendo
quienes viven en su particular tercer mundo, sin que les lleguen los dones
benefactores del progreso tecnocientífico). Pero, además de los artefactos y
productos materiales derivados del desarrollo de la ciencia y la tecnología que
proporcionan bienestar a las sociedades (o a algunas sociedades) existen
también otros efectos de la tecnología y de la ciencia, no por menos visibles
menos importantes para la vida en sociedad. Hay también otras máquinas y otros
artefactos tecnológicos que no tienen una naturaleza material, pero que son tan
artificiales y tan construidos como los artilugios que se pueden ver y tocar.
Las llamadas máquinas sociales son también productos tecnológicos (en este
caso, de las tecnologías de organización social) que afectan a la vida en
sociedad de manera tanto como los artefactos tangibles. En una fábrica o en un
ejército, además de las máquinas diseñadas para la producción y la destrucción,
respectivamente, hay otras máquinas también artificiales y no menos importantes
que las cadenas de montaje o las armas para el logro de los fines de cada una
de esas instituciones. El reparto de jerarquías y la organización de las
funciones entre obreros, ingenieros, supervisores y administradores en el caso
de la fábrica o entre soldados, mandos y estrategas en el del ejército, son tan
importantes o más que la calidad de los artilugios materiales de los que se
disponga. Pero no son éstos los únicos ejemplos de máquinas sociales o
tecnologías de organización social que afectan cotidianamente a nuestras vidas.
Los restaurantes de comida rápida, las iglesias, los lugares de diversión, los
centros comerciales y hasta las mismas escuelas son escenarios artificiales en
los que las tecnologías de organización social producen notables efectos sobre
las formas de vida de los seres humanos. Esta frontera difusa entre las
tecnologías materiales y la vida social sólo se percibe cuando se amplían los
conceptos de tecnología y de artefacto tecnológico a las diversas formas
posibles de organización social, las cuales son tan artificiales, tan
artefactuales, como los objetos materiales. Así, lo tecnológico es también lo
que transforma y construye la realidad social. La importancia de la
tecnociencia en la vida social actual podría seguir mostrándose indefinidamente
a través de numerosos ejemplos más o menos evidentes para todos. ¿Quién no ha
oído hablar de clonación, de alimentos transgénicos, de vacas locas, de viajes
espaciales o de genes que supuestamente determinan la obesidad o la
inteligencia? Los periódicos sorprenden todos los días con noticias sobre estas
cuestiones y tanto la televisión como el cine prometen mundos futuros donde
todo será transformado por los efectos del desarrollo de la ciencia y la
tecnología. Sin embargo, al mismo tiempo que hay quienes auguran el
advenimiento en el futuro de un mundo feliz gracias al progreso tecnocientífico,
cada vez más gente es partidaria de una vuelta a la naturaleza prescindiendo de
todo lo artificial y lo tecnológico. En el cine hay muchas películas futuristas
en las que aparecen fantásticas tecnologías que solucionarán todos los
problemas, pero también en muchas otras películas se presenta, de forma más
pesimista, un futuro en el que las tecnologías provocarán graves catástrofes
como guerras hipertecnológicas o desastres naturales provocados, voluntaria o
accidentalmente, por la actividad tecnológica descontrolada o por el desmedido
afán de algunos científicos locos. Lo único que parece unir a esos dos puntos
de vista, optimista y pesimista, sobre la tecnociencia es que tanto los
tecnófilos (que piensan que todos los problemas serán resueltos por los avances
científico-tecnológicos) como los tecnófobos (que consideran que todos los
problemas son provocados por las tecnologías) entienden que la sociedad y los
individuos poco pueden hacer ante la ciencia y la tecnología, como no sea
admirarlas o detestarlas. Así, tecnoapocalípticos y tecnointegrados coinciden
en que los ciudadanos no pueden intervenir en la orientación del desarrollo de
la ciencia y la tecnología ya que tales decisiones están en manos de los
expertos en ciencia y tecnología. Frente a estas imágenes tópicas y
radicalizadas de la ciencia y la tecnología, la perspectiva CTS defiende que
las relaciones de la sociedad con ellas no deben reproducir las tradicionales
relaciones de los profanos con la sagrada divinidad (sea ésta un dios -para los
tecnófilos- o un demonio -para los tecnófobos). La aproximación CTS a las relaciones
entre ciencia, tecnología y sociedad pretende introducir una racionalidad laica
al analizar la interacción entre esos tres ámbitos. Favorecer una percepción
más ajustada y crítica de los temas de ciencia y tecnología, así como de sus
relaciones con la sociedad, será el primer objetivo de la perspectiva CTS. El
segundo, de carácter más práctico, será promover la participación pública de
los ciudadanos en las decisiones que orientan los desarrollos de la ciencia y
la tecnología a fin de democratizar y acercar a la sociedad las
responsabilidades sobre su futuro.
DOCUMENTO
1: VANNEVAR BUSH Y UNABOMBER, DOS ACTITUDES DIFERENTES HACIA LA CIENCIA Y LA
TECNOLOGÍA
|
Por
encargo del Presidente Roosevelt, Vannevar Bush, un científico norteamericano
que dirigió la Oficina de Investigación y Desarrollo, elaboró en 1945 un
informe titulado "Ciencia. La última frontera". En él puso las
bases de lo que sería la política científica de su país durante la segunda
mitad del siglo XX. Con ingenuo optimismo Vannevar Bush defendía el modelo
lineal de las relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad: más ciencia
implica más tecnología y más tecnología implica más progreso nacional y
bienestar social. Es la famosa política del cheque en blanco a la ciencia por
la que los políticos deben conceder autonomía completa a la ciencia e
invertir en ella para esperar que, como fruta madura, se desarrollen los
avances tecnológicos que siempre conducirán al progreso del país. Sin duda,
Vannevar Bush encarna los planteamientos ideológicos de muchas personas que,
dentro y fuera de ella, consideran que cualquier actividad científica será
siempre socialmente beneficiosa y por ello debe ser apoyada sin pedir cuentas
sobre sus resultados. Pocos años antes de que Vannevar Bush elaborara su
informe nacía Theodore Kaczynski quien llegaría a ser profesor de matemáticas
en la Universidad de Berkeley y el modelo más emblemático del científico
renegado. A finales de los años setenta abandona su brillante carrera
científica y emprende otra carrera pública que le hace más famoso: la del
terrorista anticiencia conocido como Unabomber. Entre 1978 y 1996 envía
bombas a diferentes personalidades de la universidad con el resultado de 3
muertos y 23 heridos. Los motivos de su campaña terrorista los expone en un
manifiesto de 67 páginas titulado "La sociedad industrial y su
futuro" que consigue que sea publicado en 1995 por el New York Times y
el Washington Post. En dicho manifiesto Unabomber considera que la sociedad
actual vive en un estado de frustración, incertidumbre y pérdida de libertad
provocada por la ciencia y la tecnología ya que las decisiones son tomadas
por una élite con poder tecnológico que está muy alejada de la mayoría
social. Frente a esta situación Una bomber propone como única solución una
revolución que acabe con esta sociedad tecnológica. Coherente con sus
planteamientos tecnófobos vivió durante casi veinte años, hasta su detención
y condena a cadena perpetua, como un ermitaño con una única relación con la
actividad técnica: la preparación de bombas caseras que enviaba a
investigadores universitarios y grandes empresas tecnológicas. Vannevar Bush
y Unabomber compartían una visión radicalizada acerca de las implicaciones
sociales de la ciencia y la tecnología. El primero consideraba que se debía
invertir en ciencia y tecnología con la seguridad de que esa inversión
produciría siempre el progreso nacional y social con sólo dejar hacer a los
científicos su propio trabajo. El segundo consideraba que la ciencia y la
tecnología eran el principal enemigo de la sociedad y por ello emprendió una
alocada carrera en la que intentó no dejar hacer a los científicos su trabajo
enviándoles bombas. Es evidente que la conducta de Unabomber es completamente
repudiable, de hecho cumple condena a cadena perpetua por ella. Pero ¿lo es
menos la de Vannevar Bush? La tecnofobia de Unabomber le convirtió en un
terrorista, pero la tecnofilia de Vannevar Bush le llevó a participar
activamente en el Proyecto Manhattan con el que se preparó la bomba atómica.
|
LAS
RELACIONES ENTRE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD
Es algo
comúnmente aceptado que entre la ciencia, la tecnología y la sociedad se dan
diversas relaciones. De hecho, los tópicos tecnófilos o tecnófobos muestran
algunas de las percepciones más habituales sobre esas relaciones. La
perspectiva CTS pretende superar esas visiones maniqueas de la ciencia y la
tecnología acercándolas a la sociedad para promover la participación ciudadana
en las decisiones más importantes sobre las controversias relacionadas con
estos temas. Sin embargo, los enfoques CTS son relativamente recientes, de las
últimas décadas del siglo XX. Antes de aparecer una reflexión en clave social
sobre la ciencia y la tecnología había ya un gran desarrollo tecnocientífico
que apenas era analizado desde el punto de vista de sus relaciones con la sociedad
que lo propicia y sobre la que tiene tan importantes efectos. Con anterioridad
a los estudios CTS ha habido muchos estudios dedicados a aclarar en qué
consiste la actividad científica, qué se entiende por método científico, en qué
se distingue una ciencia de algo que no lo es, cómo avanza el conocimiento
científico, etc. Seguramente las ideas más o menos intuitivas que comúnmente se
tienen sobre lo que es la ciencia, tienen mucho que ver con lo que esos
estudios han planteado, aunque generalmente no se sepa concretamente quién lo
dijo ni cuándo. En realidad esta visión de lo que es la ciencia es la más
extendida entre los medios de comunicación, es la que inspira muchas de las
noticias relacionadas con estos temas que aparecen en la televisión y en los
demás medios. Este conjunto de ideas suele ser conocido como visión tradicional
de la ciencia, concepción heredada o positivismo por quienes gustan de los
nombres más técnicos. La concepción heredada sobre la ciencia considera, en
primer lugar, que la actividad científica es de carácter cognoscitivo, es
decir, que su único fin es producir nuevos conocimientos para ampliar el campo
estudiado por cada ciencia. Al identificarse la ciencia con el desarrollo de
conocimientos, la actividad científica tendría dos elementos esenciales: el
sujeto que conoce (el científico) y el objeto de ese conocimiento (la realidad
en cada campo de conocimiento). Se entiende que la labor del científico
consistiría en descubrir o desvelar nuevas verdades en el campo de la realidad
sobre el que trabaja su ciencia. El científico es, por tanto, un descubridor,
alguien que con sus intuiciones, sus métodos y sus experimentos es capaz de
desvelar y mostrar aquello que hasta el momento ha permanecido ignorado: los
elementos de la naturaleza y las leyes que gobiernan su funcionamiento. En la
medida en que el científico descubre la realidad, su actividad será objetiva.
Es decir, los conocimientos aportados por los científicos no estarán influidos
por su subjetividad como individuos pertenecientes a una sociedad concreta (con
sus intereses, opiniones o ideologías) sino que serán objetivos, al proceder
del propio objeto de su trabajo: de la propia realidad. Esta manera tradicional
de entender la actividad científica supone que la evolución o la historia de la
ciencia no es más que la descripción de cómo se han ido acumulando
conocimientos objetivos. Por ello, los filósofos tradicionales de la ciencia no
han prestado demasiada atención a las cuestiones históricas o a las relaciones
entre la actividad científica y los contextos sociales en los que se
desarrolla, suponiendo que la ciencia es neutra en relación con los factores
ideológicos presentes en los contextos históricos y sociales. La historia de la
ciencia no depende, según estos planteamientos, más que de ella misma, con lo
que la sociedad no es motivo de estudio en relación con la ciencia. De hecho,
ni siquiera la tecnología merecería una reflexión específica según esta
perspectiva tradicional. A lo largo del siglo XX ha habido muchas más ideas
para entender cómo funciona la ciencia que reflexiones para comprender la
esencia de la actividad tecnoló- gica. La filosofía de la ciencia está
incomparablemente más desarrollada que la filosofía de la tecnología. Y ello es
así porque tradicionalmente se ha considerado que la tecnología es simplemente
la aplicación a la actividad productiva de los conocimientos desarrollados en
el ámbito científico. La tecnología no sería más que ciencia aplicada y, por
tanto, la reflexión teórica sobre la actividad científica serviría también para
entender la actividad tecnológica. Frente a este punto de vista tradicional, lo
que se conoce como perspectiva CTS supone una ruptura con estas ideas
habituales sobre la ciencia y la tecnología. J. A. López Cerezo resume el
carácter de los estudios CTS en un silogismo que se basa en tres supuestos o
premisas principales de las que se deriva una consecuencia práctica:
CONCEPCIÓN
HEREDADA
|
v
La
ciencia es una forma de conocimiento que desvela o descubre la realidad
v
La
ciencia es objetiva y neutral. No hay intereses o factores subjetivos entre
sus contenidos
v
La
historia de la ciencia consiste en la acumulación de conocimientos objetivos
al margen de condicionantes externos
v
La
tecnología es la aplicación práctica de los conocimientos científicos
|
PERSPECTIVA CTS
|
Premisa
1: El
desarrollo tecnocientífico es un proceso social como otros
Premisa
2: El
cambio tecnocientífico tiene importantes efectos en la vida social y en la naturaleza
Premisa
3: Compartimos
un compromiso democrático básico
Conclusión: Se debe
promover la evaluación y control social del desarrollo tecnocientífico
|
v
En
primer lugar, se considera que el desarrollo tecnocientífico depende no sólo de
la propia ciencia o tecnociencia sino que también hay que tener en cuenta
factores culturales, políticos, económicos, etc. En relación con esto se afirma
también que no hay dentro de las tecnociencias algo así como un saber oculto o
inaccesible al no experto.
v
En
segundo lugar, se afirma que la política científico-tecnológica, es decir, el
conjunto de decisiones sobre cuestiones tecnocientíficas (por ejemplo, la
autorización para utilizar un nuevo medicamento, la construcción de un tipo determinado
de central energética en cierto lugar, la posibilidad de establecer un mapa
genético de una especie, etc.) es algo que contribuye esencialmente a modelar
las formas de vida y la organización institucional.
Todas estas cuestiones son un asunto público de primera magnitud.
v
En
tercer lugar, se supone que se comparte un compromiso democrático básico, en el
sentido de admitir el juego de las mayorías y asumir el diálogo como forma de
relación social.
v
La
consecuencia que se sigue de estas afirmaciones es que se debería procurar y
favorecer la valoración y el control públicos por parte de los ciudadanos sobre
el desarrollo tecnocientífico. Esto significa proporcionar las bases educativas
para una participación social formada y también crear los mecanismos
institucionales que hagan posible tal participación. Éste es uno de los objetivos
básicos de los estudios CTS.
La primera premisa ha sido más
intensamente desarrollada por los estudios CTS que tienen un mayor componente
teórico y que se han dedicado a investigar los aspectos sociales implícitos en
la actividad de la ciencia y la tecnología. La segunda premisa se refiere a
aspectos más prácticos, a los temas derivados de los movimientos sociales que
han reivindicado en los últimos años una mayor participación pública y
democratización de las decisiones sobre los temas tecnocientíficos.
ACTIVIDADES
PARA AFIANZAR Y APLICAR LO APRENDIDO:
1. Realiza
la lectura del documento CTS y LAS RELACIONES ENTRE CIENCIA, TECNOLOGIA Y
SOCIEDAD.
2. Resalta
los conceptos que consideras interesantes, llamativos o desconocidos durante la
lectura. Organiza un glosario en el que incluyas la definición de cada uno de
ellos.
3. Redacta ejemplos
y representa con imágenes cada
concepto que hace parte del glosario.
4. Pregunta
a personas de tu entorno sobre el significado de CTS (Ciencia, Tecnología y
Sociedad). Analiza su grado de conocimiento sobre esta perspectiva y la
valoración que hacen de ella.
5. Comenta
el texto del documento 1 y analiza las relaciones y diferencias que encuentras
entre las actitudes y los comportamientos de Vannevar Bush y Unabomber hacia la
ciencia y la tecnología. Busca otros ejemplos en los que se puedan encontrar
actitudes o comportamientos similares a los de cada uno de ellos.
6. ¿Cómo
crees que se valoran socialmente las cuestiones relacionadas con la ciencia y
la tecnología? ¿Qué te parece más dominante, la tecnofilia, la tecnofobia o la
indiferencia hacia esos asuntos? ¿Cómo valoras tú esas tres actitudes?
7. ¿Qué
plantea la perspectiva CTS? ¿Te interesan estas cuestiones?
8.
Compara los planteamientos de la concepción
heredada sobre la ciencia con los contenidos del silogismo CTS y resume los
aspectos en los que se diferencian.
9.
¿Qué quiere decir que la ciencia es una
construcción social? ¿Qué implicaciones tiene esta afirmación?
Vive como si fueses a morir mañana.
Aprende como si fueses a vivir siempre.
-Mahatma Gandhi.